Los mellizos de Nápoles

(Plural Editores, La Paz: 2014, 181 páginas)

Los mellizos de Nápoles, de la escritora boliviana Gabriela Ovando d’Avis, es una novela histórica escrita con la minuciosidad de los textos académicos y con la fluidez y belleza narrativa de la gran literatura. Y es precisamente esa dualidad la que le ha permitido a Ovando, por una parte, recrear vívidamente los primeros años del reinado de Carlos III y los comienzos del Virreinato del Río de la Plata; y por la otra, narrar con una prosa literaria de altos vuelos la vida de Francisco de Paula Sanz, Gobernador de Buenos Aires, desde que partió desde su natal Nápoles hasta su ejecución en la Plaza del Regocijo de Potosí en 1818, justo en los inicios de la Guerra de Independencia Argentina.

Los mellizos de Nápoles cuenta, de una manera detallada y con una calidad excepcional, no sólo la historia de una familia, sino también el ocaso de un imperio y el nacimiento de una nación. Una estupenda novela. Y punto. No hay otra manera de decirlo.

Manuel C. Díaz (El Nuevo Herald/The Miami Herald)

Una voz, una mirada
La obra narrativa de Gerardo Piña-Rosales

(Madrid: Vaso Roto Ediciones, 2023, 323 páginas)

La actitud ante la vida de Gerardo Piña-Rosales se proyecta en el lúdico lenguaje del guiño cervantino y sugerente en su escritura, y del ojo que hundido en la ilusión y simetría define el objetivo en sus fotografías. De allí vienen su criptografía y cosmogonía singulares, su mirada en pos de los órigines míticos del mundo y su observación proustiana y ajena al fair play de la actualidad. Piña-Rosales no es un escritor que se oculta y desaparece del texto; es él quien habita todos sus personajes, aunque estos – hombres y mujeres – vivan en diferentes espacios y cirunstancias. Lo confirman, de hecho, sus fotografías imbricadas con su escritura: luz y sombra, resplandor y oscuridad, teclado y disparador (o al revés), artes integradas e intertextuales que conforman el todo de su visión.

Español, andaluz, marroquí, hispanoamericano y homo manhattensis, hombre de buen corazón (como bien lo describe un amigo en algún escrito que encontraremos en este libro) y de todas las latitudes, tampoco ceja en denunciar lo abyecto, como lo hace en “Mis amados condiscípulos”, de cara a quienes ejercen y abusan del poder político en la España de hoy. O frente al capitalismo salvaje y sus injusticias en Don Quijote en Manhattan, o bien ante la misma urbe -“aborto del Bosco”-que tanto ama y detesta ala vez. Y es que escribir es, en sus propias palabras, respirar por la herida. Y fotografiar es la evocación más activa de una realidad que se surrealiza de un modo natural y a la vez fantástico. En sus escritos e imágenes de nada valen la mímesis ni lo anodino.

Gerardo Piña-Rosales nos ofrece textos que no solo atrapan la atención de los lectores, sino que de muchas maneras triunfan de la Historia con las armas de la ficción, dotándola de actualidad y verosimilitud (además de acompañarla con el guiño de la duda). Quienes lean este libro y se asombren con sus fotografías, se recrearan ante el banquete de conversaciones y entrevistas que conjuran la esquiva cualidad de lo intemporal.

G.O.d’A.

A grandes males, grandes reformadores

(Plural Editores, La Paz-Miami: 2008, 215 páginas)

Ensayos sobre la recuperación de la identidad indígena, las reformas gonistas, movimientos sociales, transición de Evo Morales de la subalternidad a la Presidencia, Asamblea Constituyente y proceso autonómico en marcha.

Portada: Anatomía de un viaje, óleo de Patricia Mariaca.
Contraportada: Comentario de Luis Duno-Gottberg, Ph.D., Department of Hispanic Studies, Rice University.

Gabriela Ovando es una pensadora inquisitiva, culta y original. Aunque en ella, quizá lo más importante, es peculiar la rara habilidad de combinar la profundidad con la gracia y el tacto, de una manera tal que hace posible el disenso respetuoso y productivo. A grandes males, grandes reformadores explora la cultura y la política boliviana contemporáneas, se concentra en los controversiales temas de las autonomías regionales, la etnicidad y las relaciones de poder. Gabriela Ovando incorpora elementos literarios, históricos, sociológicos y políticos en su acercamiento al debate sobre el rol que juega el departamento de Santa Cruz, pero el radio de acción de su trabajo va más allá al sugerir las dificultades que se presentan para definir la subalternidad. El resultado es una contribución mayor en el campo de los estudios latinoamericanos y, de manera más específica, en el de los estudios bolivianos.

Al rumor de las Cigüeñas

(Plural Editores, La Paz-Miami: 2003; 2da. edición 2008, 183 páginas)

Novela que revela la pasión por las palabras, por los sueños y la fantasía, y también los miedos y las dudas que acosan a los escritores. La autora emprende un viaje itinerante entre el presente y el pasado, desde la España medieval hasta la indomable Potosí, con el mundo actual, complejo y fragmentado, como demuestra la estructura narrativa de la obra, entre medio. No es una novela convencional, sino una creación libre que reitera las infinitas posibilidades del género, con un depurado estilo barroco y por momentos kafkiano, en el que a menudo cada frase es un viaje. Su prosa es visual y plástica, a la que se añade un humor agudo que se convierte en uno de los secretos de su eficacia. Como todas la buenas historias, deja zonas de sombra al lector atento, y es otro aporte contundente a la literatura no sólo de Bolivia, sino a la de una generación que busca un modelo estético y moral. Una estrategia de vida.

Portada: Muchacha leyendo una carta en una ventana abierta, óleo de Johannes Vermeer.
Contraportada: Comentario de Manuel C. Díaz, crítico literario de El Nuevo Herald/The Miami Herald.

Al rumor de las cigüeñas, primera novela de la periodista boliviana Gabriela Ovando d’Avis (Plural Editores, 2003: 2da. edición 2008) es una novela compleja que se aparta de las estructuras convencionales y se atreve a narrar una historia alternando secuencias, planos y tiempos. Pero no es sólo su arriesgado estilo lo que sorprende; es el lenguaje utilizado. Un lenguaje versátil que varía de acuerdo al capítulo, sin que el lector advierta el cambio de tono. Una prosa que no tiene nada de primeriza. Al contrario. Una prosa que no puede ocultar su magisterio. Ovando d’Avis es una autora con obra publicada. Quizás por eso esta Opera Prima no es tan “prima”. Y es que, aunque en géneros diferentes, hay oficio.

Comentario de Luis MInaya Montaño, ganador del Premio de Novela Erich Guttentag 1999.
La primera novela de Gabriela Ovando es un ajuste de cuentas con el mundo de antes, para asumir plenamente el mundo de hoy. Es una roman a clef, como dicen los franceses. No tiene un desenlace clásico, y el lector se queda esperando el momento de armar el rompecabezas que ella propone. La novela tiene tono, y los arpegios, la armonización y las líneas melódicas son disonantes como una pieza de jazz. La narración tiene una clave: hay que conocer las peculiaridades de Bolivia y de Cochabamba para interpretarla.

Comentario de Alejandra Echazú de Montenegro, Ph.D. candidate, Latin Department of Latin American Literature, University of Maryland at College Park.
Al rumor de las cigüeñas es una producción singular. No es ejercicio fácil unificar, bajo el manto narrativo, los diversos planos de una historia. Y Gabriela Ovando los entreteje con la habilidad del orfebre de la palabra, de una experta en filigranas. El lector ávido de una historia sólida y bien narrada, el lector que aprecia que su inteligencia sea valorada y esté dispuesto a participar en una lectura que le exija una atención activa, quedará encantado con este libro. Su escritura denota una gran maestría en el arte descriptivo, y permite al lector desarrollar una visión casi pictórica del mundo exterior y del espacio interior de cada protagonista. Gabriela Ovando tiene, con seguridad, un lugar muy destacado en la creación literaria.

El retorno del héroe

(UMI, a Bell & Howell Company, Ann Arbor: 1999, 88 páginas)

Una aproximación crítica a Lituma en los Andes, de Mario Vargas Llosa (Tesis de Maestría en Literatura Hispanoamericana), que se enfoca en las analogías entre los mitos griegos de Teseo, Ariadne y el Minotauro y los mitos andinos que rondan al “pishtaco” o “chupa-grasa”(antecedente directo de la posmoderna liposucción, recreados con la genialidad de Vargas Llosa y sus inevitables nexos con la dramática realidad social, política y geográfica del Perú y la Bolivia andina.

Comentario de Mario Vargas Llosa, escritor hispano-peruano, Premio Cervantes de la Lengua y Premio Nobel de Literatura 2010.
Mi emocionado agradecimiento por esta tesis sobre Lituma en los Andes, trabajo original que me causó especial interés y agrado.

Atisbos

(Plural Editores, La Paz: 1998)

Colección de crónicas periodisticas, entrevistas y cuentos cortos publicados en El Nuevo Herald/The Miami Herald, entre 1994 y 1998.

Portada: Ojos de Gabriela, relój y libro de versos de Rudyard Kiplijng.
Contraportada: Presentación de Elena Poniatowska, periodista y escritora mexicana, autora de La noche de Tlatelolco, entre otras importantes obras de la literatura latinoamericana.
En Bolivia, su país, y en Estados Unidos, su lugar de trabajo, una mujer de ojos brillantes y frente amplia utiliza las armas de la modernidad en beneficio de los demás. Gabriela Ovando tiene el don de la brevedad y de la síntesis. En pocas palabras puede entregarnos una nota política, una entrevista cultural, un comentario crítico, ya sea de cine o literatura, con la sencillez y claridad que siempre lo dejan a uno picado. Si estamos acostumbrados a hojear los periódicos deteniéndonos sólo en los encabezados, las fotografías y las notas pequeñas, los artículos de Gabriela son anzuelos en espera de los lectores presurosos. Sus carnadas son apetitosas y están bien enganchadas. Nos mira desde cada artículo con una expresión que denota su certeza de que las carnadas son las indicadas. A diferencia de otras que parecen de súplica, su mirada es un canto de sirenas, una ventanita al mar. Eso son sus artículos, ventanitas que le dan un pedacito de mar a su país sin costas. Bolivia y Paraguay son los únicos países de América Latina que no tienen playas. Bolivia perdió más de la mitad de su territorio (como México en el siglo XIX a costa de los Estados Unidos). Brasil, Chile, Perú, Argentina y Paraguay lo despojaron. Sin embargo, este pequeño país sigue enraizado en el espíritu de América Latina, como lo están sus maravillosas mujeres de bombín, sus mercados, sus artesanías, sus textiles, el heroísmo de sus mineros explotados por los ambiciosos. De la fortaleza de sus mujeres dio prueba la minera boliviana Domitila Chungara, que vino a México en el Año Internacional de la Mujer, en 1975, y se enfrentó a la delegación mexicana que le pedía que ya no hablara de la miseria y las condiciones de vida de los mineros en Bolivia, sino de feminismo. Muy bien, respondió Domitila Chungara y tomó la palabra. Lo hizo en forma tan deslumbrante que a todos nos conmovió, Si me permiten hablar, y sacó de sus entrañas y de la entraña misma de la mina de estaño, el hondo dolor de los pobres de la tierra. País minero, Bolivia ha sobrevivido a todas las agresiones, a todos los saqueos, y su fortaleza yace en que —a diferencia de otros países— no ha exterminado a sus grupos indígenas, aymaras, quechuas, guaraníes, y son ellos quienes le dan su sabor y su espiritualidad. La ciudad de Potosí da fe de una de las mejores expresiones barrocas de Latinoamérica: la Virgen, el Niño Dios, la corte celestial, los ángeles, serafines y querubines moldeados por manos indias. Gabriela Ovando está consciente del mundo moderno, el de los índices bursátiles, el del celular en la mano, el del “fast track” para toda operación, el de la aldea global, el de la informática. Emplea las armas de la modernidad. No elabora farragosas notas que a la tercera frase terminan botadas en el suelo por los apurados lectores; al contrario, sus notas pican la curiosidad dentro del aluvión de ocupaciones, compromisos, agendas, en las que viven las ciudades modernas. Los periódicos también están atenidos al ritmo del cambio. Antes las notas eran muy extensas, ahora es la brevedad la que predomina. Gabriela Ovando lo sabe. Camarón que se duerme se lo lleva la corriente inflacionaria. Toda América ha visto transformadas sus costumbres por la forma de vida que imponen los mercados bursátiles y los índices económicos en la era de la competividad. Gabriela Ovando lo sabe y es una periodista moderna. No nos resta más que saludarla y desear conocer alguna vez su país: Bolivia. (México D.F., diciembre de 1997).

Gabriela Ovando tiene cuentos inéditos, una colección de ensayos y una segunda novela en transcurso.